El otro día, por la mañana, me dirigía andando sin rumbo, hacia no se donde, algún lugar acogedor.
Encontré un rincón, me senté, me fume un par de cigarrillos y me puse mi MP3 a escuchar un poco de buena música.
Estuve sin moverme en esa situación casi dos horas, entonces es cuando una persona reflexiona sobre todo lo que tiene, querría tener o debería de tener. Observas la vida de la gente que pasa a tu alrededor, algunas que otras presumiendo de que su hijo se ha gastado en su boda casi 10.000 euros, y que su nieto es el mas guapo, mientras un pobre hombre a su lado estaba pidiendo, vagabundo y abandonado sin rumbo en la vida, sin tener de comer, y puede que él ni siquiera conociese a sus nietos. Entonces reflexionas sobre las cuestiones de la vida y del mundo, pienso que a veces somos demasiados egoístas y que merecemos menos de todo lo que tenemos.
Pienso en que mi familia es lo mas importante de mi vida, y los míos. En que algunas personas no saben elegir sus amistades y que para ellos sus amigos son todo el mundo. En que nunca he tenido a alguien como tu, nadie que me tratase de esa manera como tu sabes. Que la vida se enriquecen de los pequeños detalles que tienes en tu día a día, y que todas las personas se merecen ese escalofrío de un sentimiento de alegría.
Sentir tus manos con ese cariño y ese sentimiento, que vivo por las personas que me importan, que la vida es asín el mundo se acaba y la muerte existe.
Continuaba sentada escuchando algún tema que otro de Huecco mientras me quedaban las ultimas caladas de mi cigarro, y me llego al móvil un mensaje de alguien que solamente con darle a un botón y ver el pequeño texto que ha puesto, el estomago te da un pequeño vuelco de alegría. La vida se compone de esos pequeños sentimientos.
Pienso y luego existo. Gracias por existir y por el regalo que me das siempre solamente con respirar.